El seguro afronta un escenario de retos

10/06/2016 EXPANSIÓN

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Los bajos tipos de interés, el aumento de la siniestralidad, el incremento de las indemnizaciones incluidas en el baremo de los accidentes de tráfico y la entrada en vigor de Solvencia II configuran una tormenta perfecta que las entidades tratan de capear.

La caída de los tipos de interés, el nuevo baremo de accidentes de tráfico, el aumento de la siniestralidad y la entrada en vigor de Solvencia II conforman un triunvirato que va a complicar la evolución del sector asegurador cuando menos este año aunque, probablemente, las consecuencias de este nuevo escenario se dejen sentir a más largo plazo.

A esto se une la estrategia fijada por buena parte de las entidades para afrontar el nuevo entorno digital que cada vez gana más peso en todos los ámbitos.

Con todos estos elementos encima de la mesa, las aseguradoras han puesto en marcha estrategias para aumentar la eficiencia de su gestión y reducir gastos a toda costa. Se impone la necesidad de fortalecer la rentabilidad del negocio puramente asegurador ya que todo apunta a que los ingresos procedentes de las inversión han entrado ya en una senda de descensos.

Tradicionalmente, la actividad aseguradora obtenía buena parte de su resultado con estos ingresos financieros, pero todo apunta a que en los próximos años este esquema de funcionamiento no va a ser posible.

La situación de los mercados ya se ha dejado sentir el año pasado, cuando las aseguradoras encajaron una reducción del 8% en sus ingresos financieros procedentes de la inversión de las primas que cobran a sus asegurados, al alcanzar 9.098 millones de euros, según se desprende de datos de Icea.

La cartera de inversión del sector ascendió en 2015 a 227.427 millones de euros y está dominada por la renta fija, con un peso del 69,26% que se eleva al 78,7% si se suma el 9,5% que pone la tesorería.

La rebaja de estos ingresos financieros en 2015 se centra fundamentalmente en el seguro de vida, en el que la entrada de primas es determinante, sobre todo en la modalidad de ahorro, la que tiene mayor peso en el ramo, frente a la de riesgo, que cubre contingencias de fallecimiento o invalidez.

En paralelo, el sector ha visto aumentar su siniestralidad en algunos de los principales ramos debido a la mayor actividad económica por el inicio de la recuperación de la economía. En este platillo de la balanza se coloca también los mayores costes que las entidades deberán asumir tras la aplicación el pasado 1 de enero del nuevo baremo de indemnizaciones de accidentes de tráfico que supondrá un coste de 400 millones de euros en aumento de provisiones destinada a atender las futuras indemnizaciones a las víctimas de accidentes de tráfico.

Solvencia II, otro de los retos del sector asegurador, supondrá para las entidades españolas un coste de adaptación de 250 millones de euros en medios materiales y humanos de las compañías sin incluir las repercusiones financieras o patrimoniales.

Las entidades españolas, con carácter general no van a tener problemas a la hora de cumplir con los nuevos requerimiento, ya que el excedente que tiene con Solvencia I, en vigor hasta el pasado 31 de diciembre, es suficiente para cumplir con las nuevas reglas del juego dictadas desde Bruselas.

Una de las incógnitas por resolver es si la aplicación de solvencia II propiciará las fusiones en el sector, a la vista de las mayores exigencias que pueden tener que afrontar las entidades de menor tamaño.

Las aseguradoras redujeron el año pasado su beneficio un 19%, hasta 3.135millones de euros.

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