15/07/2016 EL VIGÍA

La certificación como Operador Económico Autorizado (OEA) va a pasar de ser una ventaja competitiva a un requisito mínimo de las zonas francas para poder competir en el mercado durante los próximos años. A excepción del Consorcio del Depósito Franco de Santander y el de Bilbao, actualmente no existe ninguna zona franca en España que cuente con esta certificación y, de hecho, hasta el momento sólo la de Tenerife ha iniciado los trámites para obtenerla.

“Quizá es pronto para que pueda visualizarse el encaje que debe tener el Código Aduanero de la Unión (CAU) en las zonas francas y las posibilidades que les puede representar tener la autorización”, asegura el presidente de la Federación Internacional de Operadores Económicos Autorizados (IFAEO), Alejandro Arola. El experto avanza, sin embargo –y a pesar de que las zonas francas de Vigo, Barcelona, Cádiz y Gran Canaria no se han pronunciado al respecto– que durante los próximos meses podría incrementarse el número de peticiones por parte de estos recintos para disponer de esta figura, “pues las ventajas competitivas que les otorga sin importantes”, señala.

En opinión de los analistas consultados, las zonas francas deberán acogerse a esta figura en el futuro si no quieren perder oportunidades de negocio o quedarse fuera del mercado global al no ostentar el papel de socio de confianza de la Aduana. Así lo entiende, por ejemplo, el delegado especial del Estado en la Zona Franca de Santa Cruz de Tenerife, Gustavo González de Vega, que señala que el futuro de las zonas francas pasa, necesariamente, por la adaptación de las mismas a la nueva realidad del comercio mundial. “Y ello supone incorporar nuevas ventajas competitivas y, por supuesto, asumir que la figura del OEA será la piedra angular del mismo en un futuro muy cercano”, comenta.

Pese a que, por el momento, González no se atreve a aventurar un plazo en el que la totalidad de zonas francas españolas adquieran un certificado expreso como OEA –de hecho desconoce si todas ellas iniciarán el proceso–, lo que tiene claro es que “el nuevo CAU ha marcado un camino que no debemos obviar y la condición de OEA será protagonista en el ámbito del comercio internacional en los próximos años”. A este respecto, el director de la Zona Franca de Santander y miembro de la Asociación de Zonas y Depósitos Francos de España (AEZDF), Fernando Cámara, añade que “todas las zonas francas pueden estar interesadas en certificarse, otra es que las que llevan mucho tiempo en funcionamiento y con empresas operando en ellas lo puedan conseguir a corto plazo”.

Los expertos se muestran sorprendidos por el reducido número de zonas francas que, por el momento, han dado paso a la autorización OEA. Lo explica la consultora de servicios OEA en Taric, María Miró, que asegura que “es paradójico que, habiendo obtenido la calificación de zona franca y demostrando, por tanto, altos niveles de cumplimiento de normativa aduanera y seguridad, no hayan solicitado el estatus como OEA”. Según Miró, la zonas francas se pueden beneficiar de una forma particular de las ventajas OEA. “En realidad, con estas ventajas, se vuelven más atractivas para sus clientes, ya que son las mercancías de estos últimos las que se benefician de las facilidades que otorga esta autorización: menos controles aduaneros y mayor fluidez en sus gestiones documentales”.

Por otra parte, Gustavo González constata que lo que se está produciendo es que ventajas históricas propias de las zonas francas –tales como la simplificación de los trámites aduaneros, la eliminación de determinadas garantías o avales, así como el acceso preferencial a mercados internacionales–, se están viendo suplidas por la figura del OEA como operador fiable para las autoridades aduaneras nacionales. “En ese sentido, podríamos considerar que, de algún modo, entra en competencia con las ventajas propias de una zona franca”, indica.

Precisamente por este motivo, el responsable de la Zona Franca de Santa Cruz de Tenerife defiende “un nuevo modelo que incorpore los elementos necesarios para la obtención del certificado OEA y que, paralelamente, desarrolle nuevas ventajas competitivas sostenibles y alternativas a las clásicas ventajas aduaneras, tributarias y arancelarias, dirigidas a fomentar beneficios de carácter global”. Entre estas ventajas, destaca el desarrollo de colaboraciones público-privadas que faciliten el acceso a formación de los desempleados del área de influencia de las zonas francas en los sectores económicos específicos atraídos por las mismas.

Tenerife avanza en su certificación
La Zona Franca de Tenerife –que firmó hace dos meses un acuerdo con IFAEO para iniciar un proyecto piloto que le permita acceder a la certificación– se encuentra desarrollando los estudios preliminares sobre los elementos de seguridad que deberá incorporar en su espacio franco, así como valorando la financiación necesaria para acometer tal inversión. Si bien los responsables del recinto se muestran cautos a la hora de ofrecer plazos, Gustavo González calcula que, en 2017, podrían obtener las condiciones precisas para la posible certificación. “Se trata de un proyecto piloto, puesto que es la primera zona franca de España en acceder a la autorización, pero el resto se irán integrando también como OEA”, subraya Alejandro Arola.

Panamá y Colombia extrapolan el modelo de Tenerife
El proyecto piloto que está desarrollando la Zona Franca de Santa Cruz de Tenerife ha despertado el interés de Latinoamérica. Lo explica el delegado especial del Estado en este recinto, Gustavo González, que explica que, si bien no han recibido ninguna comunicación directa por parte de otras instalaciones españolas, “las zonas francas de países como Panamá y Colombia pretenden replicar nuestro ejemplo”. Lo mismo ocurre también en las Zonas Económicas Especiales (ZEC) mexicanas que, según el experto, “avanzan a gran velocidad hacia este objetivo”.