02/10/2019 TRANSPORTE XXI

Renfe Mercancías ha sido incapaz de variar el rumbo y desembarazarse de su perenne déficit anual. El último intento fallido ha sido protagonizado por el plan de gestión 2017-2019, impulsado por el hasta hace unas fechas director general de la compañía, Abelardo Carrillo, y cuyo objetivo era alcanzar el equilibrio financiero en 2018, para entrar al finalizar el presente ejercicio en números negros. Un resultado positivo que no tendría parangón en su historia reciente.

Por el contrario, la filial de mercancías de Renfe, que había logrado cambiar la tendencia en sus resultados al final del primer año del plan, recortando sus pérdidas hasta los 16,98 millones de euros y equilibrando su Ebitda hasta los -0,95 millones de euros, volvió a sucumbir con estrépito el pasado año.

El último informe de gestión de la compañía apunta unas pérdidas de 22,71 millones de euros, lo que supone un nuevo retroceso. Además, el Ebitda se situó en los -2,32 millones de euros, enfriando así la mejora en 7,71 millones del ejercicio anterior.

Por si fuera poco, en el primer semestre del año las pérdidas del operador ferroviario público se dispararon hasta los 11,7 millones de euros, lo que convierte en una quimera la posibilidad de abandonar los números rojos a corto plazo.

El plan de gestión trianual de Renfe Mercancías empezó con buen pie en su primer ejercicio, impulsado por un ajuste de activos que mejoró significativamente la rentabilidad de la empresa. Este ajuste supuso la reducción de su plantilla desde las 1.312 personas hasta las 996 a 31 de diciembre de 2017. Además, el parque de vehículos se vio reducido en 66 locomotoras y 1.500 vagones, vendidos a Renfe Alquiler de Material Ferroviario, conocida popularmente como ‘Rosco’, y a empresas ferroviarias privadas.

Otro de los aspectos a destacar es la permanente caída en los ingresos de la compañía, que desde 2014 mantiene una pronunciada curva descendente que se ha dejado más de 40 millones de euros anuales de facturación por el camino. El pasado año, la pública volvió a perder otro 3,6 por ciento en sus ingresos tras finalizar el año con un total de 219,4 millones de euros, pese a que estaba previsto un crecimiento anual de en torno al 5 por ciento tanto en el ejercicio 2018 como en 2019. Bien es cierto que el pasado ejercicio, Renfe Mercancía se vio lastrada por la huelga de los ferrocarriles franceses en primavera, lo que afectó de manera significativa a sus tráficos internacionales.

El plan de gestión 2017-2019, también conocido como plan de rescate, se convirtió en la respuesta de la pública a la multa de 65 millones de euros impuesta por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) por abuso de posición de dominio. El citado plan de rescate contemplaba, por otra parte, la venta de las participaciones de la pública en Transfesa, sociedad en la que cuenta con un 20,36 por ciento del capital, y Semat, donde dispone del 36,36 por ciento, que al cierre de esta edición sigue sin ejecutarse.