La guerra comercial estadounidense a productos chinos obliga a rediseñar las cadenas de suministro

11/06/2019 CdS

Las cadenas de suministro de todo el mundo están siendo rediseñadas ante la amenaza de posibles acciones de Estados Unidos en la actual guerra comercial que lo mantiene enfrentado con China. Desde la llegada al poder del presidente Donald Trump, el ratio de importaciones estadounidenses afectadas por el proteccionismo comercial ha pasado del 2,3% al 14,9%.

El porcentaje pronto llegará al 100% si continúa aplicando aranceles al resto de productos, según último informe de la consultora Drewry, que considera que el uso de los aranceles como arma arrojadiza está forzando a los cargadores a realizar cambios en sus cadenas de valor para evitar las posibles consecuencias.

Existen evidencias de que los flujos comerciales se han movido desde China hacia otras localizaciones, pero antes de tomar una decisión así, las empresas deben sopesar los costes laborales, las capacidades, la infraestructura y la proximidad a los clientes, así como la estabilidad política y legal.

Además, la duda está en si los nuevos países a los que se están desplazando no serán también en el futuro el objetivo de nuevos aranceles. Aunque Estados Unidos ya ha disfrutado de pequeñas victorias en este ámbito contra países como Corea del Sur, no lo tendrá tan fácil con una potencia como China.

Ataque progresivo a las importaciones chinas
El programa arancelario de 2018 fue diseñado para atacar progresivamente las importaciones chinas, pues las primeras listas de productos tenían más alternativas de abastecimiento. La mayor caída en las importaciones se ha producido antes de que entraran en vigor los terceros, que afectan a productos con un valor de 200.000 millones de dólares.

Los cargadores parecen haber aprendido la lección y están tratando de mover su producción a otras zonas, pero a medida que aumenta el número de productos a los que se aplican aranceles, disminuye su capacidad para realizar estos cambios, pues China sigue dominando la producción en ciertas categorías, como los móviles, ordenadores, el mobiliario o el calzado.

En estos casos, es poco probable que pueda encontrarse otro lugar de producción, lo que supondrá un aumento de precio que afectará a la demanda. Antes, los consumidores estaban protegidos porque los primeros aranceles se aplicaban a bienes intermedios y de capital, y la introducción de los terceros, menos elevados, coincidió con la devaluación de la moneda china.

Sin embargo, será difícil protegerlos ahora que los precios de esta tercera lista se incrementarán en un 25% y la maquinaria está engrasada para la introducción de aranceles para el resto de productos.

¿China podría dejar de ser la fábrica mundial?
Hasta ahora, China ha utilizado la misma táctica, respondiendo a cada imposición de tarifas con una nueva para las importaciones de productos estadounidenses, pero este nuevo golpe puede afectar seriamente a sus exportaciones y podría incluso perder su consideración de “fábrica mundial”.

Los países asiáticos se han visto muy beneficiados por la guerra comercial y de hecho, los exportadores de Asia -excluyendo a China- han sido los que han obtenido un más rápido crecimiento en sus intercambios con Norteamérica.

Actualmente, se están trasladando productos a Vietnam y Malasia, únicamente para que no lleguen con la etiqueta de “fabricado en China“. No obstante, es probable que los volúmenes transpacíficos acaben disminuyendo a medida que aumenta la demanda de los productos que no pueden ser sustituidos, aunque en ocasiones puedan adquirirse algunos similares en países cercanos.

En este sentido, será necesario ampliar los horarios de servicios transpacíficos para llegar a más puertos asiáticos, pues la relativa escasez de estas conexiones ha llevado a un incremento de las tasas de flete.

Desde Drewry, aconsejan a los cargadores estar preparados para lo peor, sobre todo si los aranceles se aplican a todos los productos. Llevará tiempo que otros países aumenten su ritmo de producción hasta el punto de satisfacer la demanda y en algunos casos, es poco probable que se pueda sustituir a China.

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