La carga aérea mantiene el pulso incluso en verano

07/09/2020 TRANSPORTE XXI

Tras los efectos de la pandemia en el transporte aéreo y, especialmente, en la caída de reservas en temporada vacacional de verano, la carga aérea ha mantenido un pulso que ha servido para conservar la actividad de numerosas compañías. Aunque la oferta de espacio de carga no ha podido crecer, la demanda ha descendido por razones estacionales menos que en el ejercicio anterior, lo que hace ver, en opinión de varios analistas, signos de recuperación. 

Según datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional, IATA, el mes de julio se ha mostrado estable en cuanto a los niveles de demanda, aunque ligeramente por debajo a lo observado el año anterior. Por otra parte, los analistas Clive Data Services y Tac Index han señalado que la demanda de carga ha crecido a niveles de marzo de este año, en plena expansión por el confinamiento, y que las capacidades de crecimiento de las compañías, aunque por debajo de lo requerido, encadena cuatro meses de crecimiento. Los meses de julio y agosto, tradicionalmente bajos en demanda de carga aérea, han mostrado un comportamiento diferente a lo que cabría esperar en época veraniega y de crisis.

Ante este panorama, se ha señalado que mientras que la carga se ha considerado a menudo como un subproducto aprovechable respecto al negocio y los ingresos por pasajeros, en este momento son los pasajeros el negocio aprovechable, porque la carga es la principal fuente de ingresos para muchas aerolíneas. 

Por otra parte, varias aerolíneas han visto en el crecimiento de la demanda de la carga una necesidad de imponer nuevas reglas en el negocio y para las que los clientes no se han podido permitir el rechazo frontal. Tal es el caso de American Airlines, que ha impuesto una tarifa de penalización a los clientes que no se presenten para la carga o que incidan en un retraso importante. 

La aerolínea introdujo esta medida a principios de este año al limitarse la capacidad de carga y, desde entonces, los clientes no han reaccionado negativamente ante la regulación. El recargo, que forma parte de una política de reserva justa, significaba que los clientes con envíos de más de 100 kilos pagarán una tarifa, a partir de 50 dólares (42,23 euros), por una cancelación tardía, una reducción del peso o por no presentarse. Según han señalado fuentes de la compañía, “tenemos que cambiar el comportamiento en esta industria, especialmente en un momento en el que la capacidad de carga es preciosa, por lo que tenemos que llevar las cosas correctas al lugar correcto en el momento correcto en esta crisis, y una tarifa por no presentarse ayuda en ese proceso”.

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